Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1463
Legislatura: 1891-1892 (Cortes de 1891 a 1892)
Sesión: 7 de diciembre de 1892
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 254, 7966-7967
Tema: Causas de la dimisión del Ministro de la Gobernación, Sr. Fernández Villaverde. Proposición incidental

El Sr. SAGASTA: Pido la palabra.

El Sr. VICEPRESIDENTE (Laiglesia): La tiene S. S.

El Sr. SAGASTA: Si la proposición que se discute hubiera sido un voto de confianza para el Gobierno, y se hubiera redactado como suelen redactarse esos votos de confianza, yo no habría dicho que esa proposición sólo podía tener por consecuencia el vilipendio de alguien. Pero no es esto; no está la proposición redactada como voto de confianza para el Gobierno, sino como voto de censura contra el señor Silvela y sus amigos; y en este sentido he dicho yo que lo que se buscaba en esa proposición era el vilipendio que resultaría para aquel a quien por disciplina de partido, o por el motivo que fuere, se le obligase a hacer hoy lo contrario de lo que hizo ayer, y lo contrario, sobre todo, de lo que su conciencia le dicte. En este concepto he hablado de vilipendio, no en otro.

Por lo demás, el S. Ministro de Gracia y Justicia viene a desdecir en un todo las nobilísimas palabras del Sr. Presidente del Consejo; porque, ¿qué significa la votación, aun en una proposición de confianza, de toda la mayoría? Pues no varían las cosas del estado en que ayer estuvieron, porque eso se lo ofreció espontánea y generosamente el Sr. Silvela ayer: ¿y qué hizo el Sr. Presidente del Consejo? No aceptarlo, rechazarlo con indignación, con noble indignación, y decir que él quería ese apoyo sin condiciones, porque [7966] él no era hombre para ser tolerado o para ser soportado; él quería los votos espontáneos, los votos por convicción, no los votos a disgusto y sólo por disciplina, como hubiera resultado ayer votando el mismo Sr. Silvela el voto de confianza que se hubiera puesto sobre la mesa; pero hoy, no; hoy obligáis a los amigos del Sr. Silvela a votar lo contrario de lo que han defendido, de lo que han aplaudido y de lo que en su conciencia creen. Para eso no hay derecho nunca, y esto lo deploro yo como hombre político; porque ¿sabe el Sr. Ministro de Gracia y Justicia lo que resulta con proposiciones de esta naturaleza? Que una división que aparece en el partido conservador, que tendría fácil remedio, sobre todo en la oposición, se ahonde, y quizá ni aun en la oposición pueda tener remedio; lo cual a mí no me es muy grato, porque enfrente del partido liberal quiero siempre un fuerte partido conservador, para que este y aquel sean como las dos columnas que sostengan las instituciones fundamentales del país. (Muy bien.)



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